Pérdida de audición

Pérdida de audición

Se define como como un déficit funcional de la capacidad auditiva. Constituye uno de los problemas de salud crónicos más comunes y en la mayoría de los casos son tratables.

Comúnmente se la conoce como sordera o hipoacusia pero son dos términos distintos.

Hipoacusia es una disminución del nivel de audición y sordera es la pérdida completa de la capacidad auditiva.

Algunos de los principales síntomas que hacen sospechar de sufrir pérdida de audición son:

  • Dificultad para escuchar y entender a personas dentro de una conversación, sobretodo si hay ruido de fondo.
  • Dificultad para escuchar la radio o televisión a un volumen normal.
  • Presencia de tinnitus (zumbido).
  • Mareos.

La principal causa es el deterioro por la edad y la exposición prolongada a ruidos fuertes.

También puede ser de origen congénito (nacer con ello) o deberse a otros factores como: infección del oído, lesión en la cabeza, perforación del tímpano, algunos tratamientos ototóxicos (anticancerígenos, aspirina, quinina, etc).

La pérdida de audición tiene diferentes grados: leve (cuando la pérdida de audición no supera los 48dB), media, grave y profunda (cuando supera los 90dB).

Podemos clasificar las pérdidas de audición en tres tipos:

  • De transmisión: impide que las ondas sonoras pasen al oído interno por afectación de membrana timpánica y/o cadena de huesecillos.
  • Neurosensorial: el daño se localiza en el nervio auditivo o las células ciliadas del oído interno.
  • Mixta: Combinación de las otras dos.
A menudo, la pérdida de audición de transmisión puede corregirse ya sea a través de tratamiento farmacológico o quirúrgico mientras que la neurosensorial hoy en día es posible solucionarlo mediante dispositivos implantables de oído interno.